miércoles, 24 de junio de 2009

Las otras Oprah's


Pilar Rodríguez Martín


Susana Giménez es a Argentina lo que Oprah es a los EEUU. Ambas sufrieron infancias difíciles, separaciones de sus padres y coqueteos con el mundo de la moda; hasta su prematura intromisión en el mundo de la comunicación.

Inició su carrera televisiva en 1987 con Hola Susana (que pasó a denominarse Susana Giménez, a secas, como consecuencia de diferentes litigios con su ex productor) en ATC (Argentina Televisión Color), el canal estatal. Inspirado en el programa italiano Pronto, Raffaella de la artista italiana Raffaella Carrá. Ya con la llegada de los nuevos canales privados a principios de los años noventa, la lucha por la sintonía se hizo cada vez más intensa. Giménez ya había conseguido la fama absoluta y comenzó a ser llamada «la diva de la televisión» llegando a la altura de Mirtha Legrand y así convirtiéndose en una de las mujeres más famosas del país. El programa llegó a tener tanto éxito hasta el punto de ingresar en el libro Guiness de los Récords por la millonaria suma de cartas y llamadas telefónicas recibidas.
Hace algo más de un año, Susana Giménez también se apuntó a ser portada de su propia revista femenina; demostrando que su nombre de pila era más que suficiente para revolucionar el mercado de la información. Y desde allí sigue ofreciendo consejos de belleza mientras su rostro, impoluto, aparece cada vez más rejuvenecido en cada número.

Quizá, en España, el referente más claro lo encontremos en la presentadora de Telecinco, Ana Rosa Quintana; a quien el plagio de su primer y único libro pareció otorgarle mucha más fama en vez de condenarla al ostracismo. Desde su matinal, la presentadora ha logrado convertirse en la periodista mejor pagada de la televisión española, llegando a superar los 4 millones de euros anuales. Cifra que dista muchísimo de la de Winfrey y Giménez pero que pueden rozar los límites del exceso si tenemos en cuenta la calidad de los contenidos de su programa y el curriculum de sus colaboradores habituales; que montan el circo mientras ella se perfila como la comunicadora que mejor sabe cruzar las piernas en directo.

Está claro que la precariedad laboral de la que goza el periodismo, unido a la incompatibilidad laboral con la personal que afecta a millones de mujeres periodistas no entiende de Winfrey’s, Giménez ni Quitanas.

1 comentario:

  1. Ana Rosa ha marcado una época.

    Ya nadie se acuerda de su eterna rival, la Campos...

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